miércoles, 15 de junio de 2011

Semana 15. Innovación Abierta… ¿cómo conseguir el dinero?

Me parece apasionante un proyecto como El Cosmonauta. Desde su planteamiento como película “a la vieja usanza”, pasando por su realización transmedia, sus finales opcionales y, como no, su modelo de financiación –con todo lo que hay en medio del proyecto, que es mucho y muy variado–, creo que es un ejemplo de innovación abierta absoluto. Esto no quiere decir que sea el único posible, al contrario, los proyectos creados según la innovación abierta se caracterizan, precisamente, por eso, por ser susceptibles de incorporar cosas nuevas, más ricas, imaginación, nuevas ideas, etc.
Desde luego que es un proyecto cerrado, con fechas de inicio y final… pero entiendo, primero, que todavía puede crecer: tiene un componente crowdsourcing que está en manos de terceros, una parte de colaboración con los patrocinadores que se desarrollará o no si estos muestran interés, el apartado ARG (Alternate Reality Game) aún por desarrollar y la Remix Experience, que ya ha dado resultados excelentes pero que todavía puede aumentar mucho más… y segundo, considero que es un proyecto escalable, pero que ya está escalado por los creadores: todo el plan de financiación es un ejemplo de previsión y cálculo excepcional.
Entrando en la materia de la pregunta formulada para esta semana, tengo que decir que me encontraría más cómodo con un caso más concreto. Hablar de … “otro tipo de producto, no cerrado, sino susceptible de crecer y ser escalable, sin un final concreto…” me resulta, cuando menos, muy difícil. Con un ejemplo concreto, con cierta acotación en sus características, sería posible plantear fórmulas de financiación. Como he comentado en la pregunta anterior, no es lo mismo un proyecto que pretende sacar al dominio público la grabación y partitura de las Variaciones Goldberg de J. S. Bach, el que conocemos de El Cosmonauta, u otros productos diferentes que, según los materiales que he ido leyendo esta semana, tienen distintos desarrollos según el fin que persiguen.
Dentro de esta misma línea de argumentación, hemos podido ver estos días lo diferente que es un proyecto para crear una empresa, el planteamiento de un documental para una ONG o la grabación y comercialización de un disco de un particular. Cada uno de estos productos tienen, el mismo fin –conseguir el dinero necesario para su realización–, pero diferente planteamiento en su desarrollo.
En cualquier caso (y volviendo a la cuestión fundamental de este ejercicio), mi primer paso sería elegir bien entre una de las opciones posibles en función del tamaño del proyecto: crear una web específica (caso de El Cosmonauta), o utilizar alguna de las webs especializadas en microfinanciación. En ambos casos haría un uso exhaustivo de las redes sociales para su publicidad. Buscaría las mejores fórmulas para recompensas (eso siempre anima a aportar algo y yo no soy partidario de pedir la colaboración a cambio de nada) y, si el proyecto lo permitiera, trataría de hacer una buena red de colaboradores crowdsourcing para hacerlo crecer todo lo posible.
Solo quisiera hacer una última reflexión que me ronda por la cabeza desde hace ya un tiempo. Se trata de que, si mi memoria no falla, el cowdfunding lleva inventado muchos años ¿no? Recuerdo ahora a muchos niños (yo mismo, cuando internet no existía y los ordenadores eran personas que ordenaban cosas) haciendo las famosas “cuestaciones de la Cruz Roja”, o “contra el Cáncer” con unas huchas redondas y blancas, agitándolas para llamar la atención de los adultos, y, poniendo en la solapa de los donantes unas pegatinas… Esas pegatinas eran entonces los “créditos” de aquella película.

http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/06/semana-15-financiacion-20.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario