sábado, 11 de junio de 2011

Semana 14: La economía Long Tail

Desde hace unos cuantos años, se viene produciendo –lo decimos desde el primer post de este curso– un gran cambio en los usos culturales a nivel mundial y, muy especialmente, en Norteamérica y Europa. Cómo han evolucionado estos cambios en cada país o área cultural es y ha sido motivo de innumerables estudios, análisis, conferencias, discusiones, etc.
En el pasado, cuando la situación era muy diferente, surgió un modelo de negocio basado en grandes éxitos y que fue el predominante durante muchos años –y que hoy en día todavía está vigente, aunque con mucha menos implantación–. Este modelo está totalmente protegido por las leyes de propiedad intelectual (lo que comúnmente llamamos Copyright) y es de carácter muy restrictivo. Esta fórmula de “grandes éxitos” está basada en la explotación y venta de unos pocos productos (de mucho éxito) a mucho público. Para entender este mecanismo, tenemos que verlo desde nuestra perspectiva actual. Hoy en día, todos (o muchos de nosotros) tenemos acceso a millones de bites de información gracias a internet. Esto, hace solo unos pocos años, no existía. Antes, para dar a conocer un libro o un grupo de música o una película al gran público hacía falta una gran inversión en publicidad y distribución: periódicos, radio, televisión, copias “físicas”, transporte, almacenaje, etc. Esta gran inversión tenía que ser amortizada en el más corto período de tiempo posible lo cual se conseguía con la venta masiva. Todo este conglomerado es lo que forma el modelo de “grandes éxitos”. Sin embargo, hoy en día, muchos se han dado cuenta de los cambios a los que aludía anteriormente: digitalización, internet, su difusión, implantación, velocidad, etc. y eso ha provocado un vuelco en los usos y costumbres del público: ya podemos acceder a casi cualquier tipo de contenido en tiempo real, hay éxitos musicales que están en internet antes que en las tiendas de discos, libros que se filtran a la red antes de que sean publicados por las editoriales… Todo un fenómeno que, ni con una legislación restrictiva, es posible contener. No es que esté a favor de que ocurra esto, en absoluto, pero, como otros dijeron antes que yo, “no se pueden poner puertas al campo”.
Todos estos avances han supuesto una (r)evolución en la distribución de contenidos que están afectando sin duda al modelo tradicional de “grandes éxitos”. Un ejemplo de ello es la batalla tan enconada que las sociedades de gestión han llevado a cabo para conseguir la implantación del Canon Digital, esa “vergüenza nacional” que nos hace a todos “supuestos delincuentes”, no respeta el uso privado de los soportes digitales y grava –nadie sabe por qué– la copia privada de artículos comprados legalmente. Algunos dicen que es solo una “solución parcial y transitoria” para mantener a flote a una industria que no se ha adaptado a los cambios… Mi punto de vista es otro: ¿por qué no usan el dinero que ganaron en su día a espuertas para acometer dicha adaptación...?
Volviendo al tema que nos ocupa, todos los avances de la tecnología han posibilitado que hoy en día se pueda prestar atención a los nichos de mercado que antes era casi imposible por el coste económico que eso suponía. Estos nichos de mercado están formados por todo el material cultural (y de otras esferas del consumo) que no son “grandes éxitos”. Esos artículos ahora pueden estar –de hecho lo están– al alcance de un click. Son los agregadores y buscadores los que tienen la misión de conectar a quienes escriben un libro, interpretan una canción o crean una película, con los clientes potenciales que puedan estar interesados en dicho material. Y eso es lo que Chris Anderson bautizó en 2004 como la “Larga Cola”. Un modelo de distribución basado en la digitalización de contenidos, su publicación en la web y la interconexión con los posibles clientes.

Estoy convencido que, durante un tiempo –que no me atrevo a precisar–, todavía persistirá el modelo anterior… sus resultados económicos en su día fueron excelentes y, a día de hoy, sin serlo en la misma medida, todavía pueden dar mucho de sí. Además, todavía se puede sacar partido de las infraestructuras en las que se invirtió hace ya un tiempo. Pero lo que no cabe duda es que muchos de esos usos y costumbres están cambiando y lo seguirán haciendo en el futuro. Y los negocios seguirán siempre adaptándose a esos cambios.

http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/05/semana-14-distribucion-en-la-red.html

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